Como una pasión gerencial de moda encontramos con frecuencia a la gente utilizar el término equipo para referirse a toda aquellas actividad que en la empresa implique involucrar un conjunto de personas, sin embargo en muchas ocasiones el término “equipo” nos queda grandes. Esta denominación siempre debe estar asociada a la búsqueda de rendimientos excelentes en el desempeño de los colaboradores, no obstante se confunde con lo que en realidad resulta ser un “grupo” o sea personas que combinan esfuerzos para entregar un producto o servicio.

Nuestro entorno nos enfrenta con frecuencia a ejemplos que muestran la diferencia, veamos algunos; Real Madrid, una organización deportiva que vale millones de euros, los “galácticos” como se les conoce no han desistido en una estrategia clara de diferenciación allegando los mejores jugadores del mundo futbolístico, sin embargo son varios los años ya en que sus seguidores no experimentan realmente éxitos que al menos compensen el esfuerzo económico realizado, lo que sí es frecuente, es conocer manifestaciones de sus jugadores sobre disconformidad al no ser alineados y otros actos que denotan la ausencia de espíritu de servicio y sobre todo de un valor trascendente en la conformación de equipos exitosos: el valor de la humildad.

Costa Rica nos ha dado dos excelentes ejemplos de “equipos exitosos”, el primero de ellos la selección Corea-Japón 2002. Era común conocer de los jugadores su conciencia de responsabilidad social al vincularse con actividades de bien común y dar muestras de humildad para con los seguidores. Igualmente, el Deportivo Saprissa ha dejado huella de constituirse en un equipo exitoso, pues el lenguaje que transmiten sus jugadores luego de algún evento cuyo resultado no es quizás el esperado denota la responsabilidad de equipo al asumir la derrota. Qué existe detrás de ambas experiencias? Una cultura de valores bien enraizada en la gente, valores que el equipo está dispuesto a no dejar trascender aunque la adversidad se presente en su camino. Recordemos algunos valores de empresas japonesas, “Empleo permanente” _vaya valor!, empresas dispuestas a mantener el sustento para su gente a pesar de los vaivenes que pudiesen enfrentar en la economía.

Un equipo no surge por casualidad y no logra resultados de forma rápida o fortuita, en realidad el éxito llega con base en el esfuerzo que aporten sus miembros y sobretodo su líder. Formar equipos y dar poder a la gente por medio de ellos permite la creación de nuevas ideas, gente más comprometida y motivada y mejores utilidades. La suerte no existe, lo que sí es el éxito gracias al esfuerzo permanente de mejora.