En los deportes grupales, el camerino es un espacio sagrado donde se afinan detalles del próximo juego, se motiva a la gente, se hacen señalamientos grupales para mejorar sin personalizar. Los líderes del equipo y el entrenador destacan en forma pública los buenos resultados y los señalan abiertamente sin que el halago se extralimite. En ocasiones cuando se identifican malas actuaciones que han afectado el desempeño del equipo de algún miembro siempre se debe trabajar en señalarla, pero en privado, a eso llamamos la corrección fraterna. Ese proceder, pese a que puede experimentar en el corto plazo alguna resistencia, sin duda hará que el miembro del equipo crezca, adicional el liderazgo por el ejemplo será fortalecido en la organización.
La corrección pública avergüenza al miembro del equipo, siembra en las demás sensaciones que destruyen la credibilidad en el líder y enrarecen el clima organizacional, muchas veces crea el fenómeno de “solo ver para afuera”, es decir la gente solo se dedica a pensar en buscar nuevas opciones.
El partido reciente entre Costa Rica y Nicaragua nos dejó claras enseñanzas de lo que no se debe hacer en el manejo de equipo, un jugador que falla, por las razones que sea lejos esta de mejorar si se le señala en publico como el “gran culpable”, un entrenador que lidere este tipo de conductas sin duda deja en entredicho la vivencia de valores en el equipo.
Sigue el futbol dejándonos grandes enseñanzas mas allá de la cancha